En este proyecto de arte, cultura y sabor a Caimito, descubrimos una receta puertorriqueña ancestral que yace en una de nuestras comunidades con alta concentración de afro y taíno descendencia en Puerto Rico.
Nuestra relación y conexión con la herencia negra e indígena se nutrió mucho en Caimito, gracias a las maravillosas personas que conocimos y la sabiduría que nos compartieron. Dos de estas personas fueron la poeta Norma Villegas y, el líder ambiental y defensor de la Quebrada Chiclana, Juan Cruz Quiñones. Ambas representan la raza negra e indígena que continúan viva e influenciando de diversas maneras nuestra historia.
Juan Cruz Quiñones
Desde antes de comenzar el proyecto en Caimito, todo el mundo nos hablaba de Juan Cruz, nos decían que teníamos que conocerlo, “conoce mucho sobre la historia de Caimito, él anda siempre con un palo y un sombrero”, nos decían. Le conocimos en nuestra primera visita al Mercado Agrícola Haydee Colón. Allí, Juan nos interrogó y abrió su corazón y conocimiento para apoyarnos a conectar con la historia y las personas claves de la comunidad. Su pasión y amor por la preservación de la naturaleza, le llevaron a defender junto a Haydee Colón y un nutrido grupo de líderes, la importante Quebrada Chiclana, tributaria del río Piedras, que desemboca en la Bahía de San Juan. El elocuente y creativo Juan, nos abrió las puertas de su casa para conocer la Quebrada Chiclana y su huerto urbano El Batey. Cada una de sus historias y vivencias de lucha por salvaguardar la naturaleza nos revelaron la extraordinaria fuerza de este barrio, que se cimienta sobre una historia de resistencia, valentía y gran conexión con el ambiente.
Norma Villegas
A Norma Villegas la conocimos en su servicio como conserje en la Escuela de la Comunidad Inés María Mendoza en Caimito. Su humildad y sensibilidad son algunas de las grandes características de esta valerosa mujer caimiteña, quien expresa su extraordinaria creatividad a través de la poesía. Resulta que su poesía ha inspirado a través de los años a muchas generaciones en la escuela. Su habilidad para enaltecer y poner en palabras la convergencia entre las emociones y la naturaleza nos llenó de inspiración. El proyecto El Plato Ilustre tuvo el honor de contar con su valiosa contribución poética. Inspirada en el proceso del mural, Norma plasmó el siguiente poema:
Barrio y Estuario Agua que canta en mi barrio arroyos, charcas, quebradas llevan siempre un relicario Nuestra Quebrada Chiclana va cantando en la hondonada y en su canto luz ufana tiene historia esta quebrada. Se va hidratando la tierra corren arroyos, quebradas el agua su magia encierra sus huellas deja marcadas Ya los arroyos, quebradas escogieron el vestuario estas van engalanadas para llegar el estuario Aquasuán ¡oh! Aquasuán llega el agua caimiteña al Estuario de la Bahía de San Juan cantándole ¡sí! a coro La Borinqueña. Ya está el agua dulce junto a la salada Estás se contonean en el estuario Una naturaleza mágica y dada Con mangles y ares hizo el escenario. El arte aquí no ha de olvidar Se oye el tirino sinsonte mis ojos ven el azul del mar unido al verde de mi monte. - Norma Villegas
Sobre el Mural El Plato Ilustre en Caimito y el Estuario de la Bahía de San Juan
A través de las experiencias vividas en la Quebrada Chiclana y las historias de la relación de las familias de la comunidad con el agua, se inspira el contenido de este mural para representa El Plato Ilustre de Caimito.
El mural representa un ecosistema diverso y rico, donde el agua de la montaña del sector de Morcelo baja para alimentar la Quebrada Chiclana y se conecta con las manos de caimiteñas que resguardan el legado y disfrutan sus bondades desde tiempos ancestrales. Esta agua penetra al suelo para hidratar la tierra y continuar su cauce subterráneo tributando hacia el norte de Caimito en el conocido Río Piedras. Cauces, quebradas y riachuelos, todos importantes para la salud del agua y ecosistema del Estuario de la Bahía de San Juan.
En el centro de las manos se presenta y se guarda, el “Pom” receta puertorriqueña a base de cosechas frescas, con un impacto positivo al ambiente. Esta receta, patrimonio gastronómico de Puerto Rico, practicada y disfrutada por la comunidad desde hace más de 120 años, rinde homenaje al cuidado ambiental y la riqueza culinaria que se extiende hacia las nuevas generaciones. Asimismo a su alrededor, diversidad de cosechas que han sido importantes para la comunidad de Caimito y representan el alto valor nutricional y la soberanía alimentaria que ha sido central en la historia de la comunidad. Protegiendo y enmarcando todo, en el extremo izquierdo esta el árbol de Caimito, símbolo de la comunidad, de hojas verdes con dorso cobrizo, el cual regala dulces frutos de color verde o violeta.